Teniente General Gan: «Si la movilización de Putin fracasa, entrarán en juego las armas nucleares»
En la hoja de servicio del Teniente General en la Reserva Francisco José Gan Pampols (Gerona, 1958) figuran puestos como el de Director de la Academia General Militar, General Jefe del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad o Director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS). Ha servido en las misiones internacionales de Bosnia-Herzegovina, Kosovo y Afganistán. Ha sido condecorado con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, la Gran Cruz, Placa, Encomienda y Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, y diez Cruces al Mérito Militar con distintivo blanco. Así ve la situación actual de la invasión a Ucrania y los últimos movimientos por parte de la Rusia de Vladímir Putin, que ha vuelto a poner sobre la mesa el uso de armamento nuclear.
PREGUNTA.- Da la impresión de que Vladímir Putin, a la vista del fracaso de su campaña en Ucrania, se encuentra acorralado. ¿Puede ser más peligroso aún de cara a las decisiones que pueda tomar?
RESPUESTA.- El término acorralado transmite exceso de presión. Yo no creo que esté acorralado. Sí creo que siente una presión creciente, porque en el equilibrio de lo que él esperaba de Ucrania y lo que está ocurriendo se ha abierto una brecha notable. En sus cálculos esa brecha se puede cerrar todavía. El hecho de llamar a una movilización parcial es una decisión de carácter político, que muestra la voluntad de seguir empeñando fuerzas en un conflicto que espera ganar. Empezar una guerra no es una buena opción, pero empezarla y perderla es peor aún. Si a través de esa movilización no consiguiera sus objetivos, entonces realmente su capacidad para optar por distintas soluciones se va reduciendo. Entonces entrarían en juego los llamados disruptores, que son las armas nucleares.
P.- Y ha vuelto a poner su arsenal nuclear encima de la mesa.
R.- Como primera opción no empleará el arma nuclear, pero si es la última opción que le queda, probablemente lo haga. Será una nueva fase del conflicto, en al que empezará usando armas nucleares tácticas de pequeña potencia, con una finalidad que irá dirigida a denegar el uso de futuras capacidades energéticas, hidráulicas o alimentarias. Lo que sería un castigo a largo plazo para Ucrania. En función de cómo reaccione Ucrania, esa escalada puede ir aumentando. El ejemplo que conocemos es el de Japón en la Segunda Guerra Mundial, que fue la destrucción masiva de una ciudad y de otra ciudad a continuación.
P.- ¿Estamos más cerca que nunca de ver ese uso de artefactos nucleares tácticos?
R.- Se verá en función del desarrollo del nuevo plan de operaciones de Putin. La doctrina rusa contempla en este tipo de acciones la acción convencional. Utilizar toda la potencia de combate de carácter convencional. Pero también entiende la transición de lo convencional a lo nuclear. Esto en occidente nos resulta extraordinariamente difícil de entender, pero en la mente de sus estrategas rusos no es así.
P.- Si la escalada llegase a ese punto, ¿qué papel jugaría la OTAN?
R.- La OTAN no tiene ahora mismo en sus juegos de guerra definido el ataque a un tercer país no OTAN con medios nucleares. Habría que esperar cuál es la reacción del pueblo ucraniano y de su clase política, empezando por su presidente. Cuánto daño está dispuesto a admitir. La OTAN, en el caso de que Ucrania quisiese resistir, tendría un compromiso moral muy grande, porque aumentar la resistencia no supondría garantizar la supervivencia de Ucrania.
P.- Pero ¿podría verse arrastrada la OTAN a una escalada nuclear?
R.- No contemplo en ningún caso la implicación con carácter extremo, es decir, una respuesta nuclear por parte de la OTAN o un país de la OTAN sobre Rusia por el hecho de haber actuado con armas nucleares sobre Ucrania. Eso sí que indefectiblemente conduciría a una escalada del conflicto hasta límites que no somos capaces de imaginar.
P.- ¿Puede verse afectada directamente España de un ataque nuclear ruso?
R.- No contemplo que en España haya objetivos estratégicos para Rusia. Al menos en ese escenario del que hablamos, en el que el arma nuclear se emplea con pequeña o muy pequeña potencia, en el entorno de uno o dos kilotones sobre el territorio ucraniano. Eso no implicaría el empleo de la tríada nuclear: los misiles intercontinentales con base en tierra, en medios de superficie o submarinos o en medios aéreos. Si está pensando en un ataque a las bases de Rota, Morón y demás… eso sería el concepto de guerra total. Y no entra en este momento en el modelo predictivo actual.
P.- Moscú moviliza a 300.000 reservistas. Viendo los resultados obtenidos por la tropa profesional hasta el momento, ¿pueden los reservistas modificar el equilibrio de la invasión?
R.- Es un error considerar menos cualificado al personal licenciado. El personal licenciado ha cumplido todo su servicio militar o su compromiso como profesional. A priori no se puede decidir si está menos preparado. El hecho de llamar a filas a este personal es porque va a cubrir bajas muy concretas que ya se han producido. O bien porque va a cubrir unidades para dejarlas al máximo de su capacidad de combate. Si se emplean estas unidades en Ucrania como lo han hecho hasta ahora, no cambiará prácticamente nada. Creo que hay un catálogo de lecciones aprendidas respecto a qué va a hacer: contener la contraofensiva ucraniana.
P.- Es decir, Rusia pasa de atacar a defenderse.
R.- Fundamentalmente por el riesgo en las autodenominadas repúblicas, como Lugansk, y en el sur, alrededor del otro blast que se quiere declarar próximo a la Federación Rusa, que es Jersón. Y no hay que olvidar Zaporiyia, que tiene la central nuclear más grande de Europa y es la que proporciona el 20% de la energía eléctrica que necesita Ucrania imperiosamente para este invierno. No vamos a pensar en una ofensiva inicial, sino que será una maniobra defensiva en profundidad. Se va a tratar de contener la contraofensiva, detenerla, aprovechar el tiempo para reorganizar unidades, aumentar potencia de combate y diseñar un nuevo plan de operaciones que tendría, creo, como origen la primavera del año que viene.
P.- Queda guerra por delante…
R.- Sería contener la ofensiva entre esta entrada del otoño y el inicio del invierno, mantener una guerra de posiciones durante el invierno y montar un plan de operaciones con una contraofensiva para la primavera que viene. Eso sería, creo, lo que espera la Federación Rusa. Otra cosa es lo que consiga.